Material
informático y
contaminación medioambiental
La nuestra es una
sociedad que lo hace todo con ordenadores y cada vez les pedimos más
tareas. El resultado es la generación de miles de toneladas de
basura electrónica. En este reportaje ahondamos algo en un tema más
que complejo.
Incluso tareas tan
sencillas como escribir sobre un papel en blanco se convierten hoy en
día en querer convertirlo casi en un miniposter. Todo esto hace que
el software cada día se sofistique más, con novedades que en
algunos casos permiten a las empresas lanzar actualizaciones como
mínimo una vez al año, si no dos. En cualquier caso, las máquinas
que deben procesar este software cada vez con más prestaciones van
quedándose obsoletas porque, en realidad, la industria del software
añade nuevos gadgets a sus programas, que precisan de más máquina.
Para determinados usos, el cambio de ordenadores es anual. El
resultado con los continuos avances tecnológicos es que el
rendimiento del hardware no supere los tres años para poder
continuar siendo útil. Esta velocidad progresiva de
obsoletización del material informático ha creado un enorme
problema ambiental, porque en la fabricación de ordenadores (y,
en general, en la electrónica de consumo) se emplean materiales
tóxicos para nuestro entorno.
Fabricar un gramo de
microchip requiere 800 gramos de combustibles fósiles, 36 gramos de
productos químicos y 16.000 gramos de agua; en total 16.836 gramos
de materiales. En cuanto a la generación de materiales secundarios,
nos encontramos con un escenario parecido: para elaborar un gramo
de chip de 32MB se generan 630 de materiales secundarios. Esta
relación de 1 a 630 es muy alta si la comparamos, por ejemplo, con
los coches, donde es de 1 a 2. La "ecoeficiencia " es,
pues, muy baja. Los circuitos microelectrónicos, como son artefactos
altamente organizados (de entropía muy baja), requieren una gran
cantidad de energía y de materia para fabricarse. El estudio se
efectuó cuando la electrónica se movía en una escala por encima de
los 90 nanómetros (nm). Este año, los procesadores ya están por
bajo de este índice e INTEL ya ha logrado fabricar chips con más de
500 millones de transistores y tecnología de 65 nm. Recientemente ya
se ha anunciado el procesador con tecnología de 45 nm y 1.000
millones de transistores. Parece que este tipo de chip estará
generalizado a finales del año 2007 o principios de 2008 y,
siguiendo la ley de Moore sobre el proceso de miniaturización y de
aumento de la potencia de cálculo, pasados dieciocho meses -a
mediados del año 2009 o el 2010- los microchips se moverán por
debajo de los 25 nm. Vamos, pues, hacia un escenario con unos
utensilios nanoelectrónicos de consumo generalizado y vida útil muy
corta que nos aportarán una nanochatarra o unos nanoresiduos cuya
problemática y efectos ambientales aún no conocemos.
La cuestión del software
del sistema operativo
Otro de los escollos para
dar más tiempo de vida a un ordenador es el software del sistema
operativo. Los dos grandes, Windows de Microsoft y McOS de Apple
se van actualizando con nuevas prestaciones, pero también precisan
de procesadores más rápidos. Ahí, el sistema operativo de
código abierto Linux (a parte de sus otras muchísimas ventajas)
ha sabido crear un software que puede operar con máquinas que tengan
procesadores poco rápidos y poca memoria, tanto de disco duro como
de RAM. Esto permite que muchos ordenadores puedan alargar
su vida simplemente cambiándose a Linux. Actualmente, paquetes
de ofimáticas en código abierto como LibreOffice (para sistema
operativo Linux) o NeoOffice (para ordenadores Apple) han sido
creados para estos sistemas y tienen prestaciones parecidas a las del
Office de Microsoft. Lo mismo podemos decir de navegadores como el
Firefox o el antiguo Mozilla, que tienen versiones para una gran
variedad de sistemas operativos.
Se recomienda la lectura del interesante informe de Alejandro Castán, Material informático y contaminación medioambiental.