jueves, 28 de junio de 2012


Material informático y contaminación medioambiental
La nuestra es una sociedad que lo hace todo con ordenadores y cada vez les pedimos más tareas. El resultado es la generación de miles de toneladas de basura electrónica. En este reportaje ahondamos algo en un tema más que complejo.

Incluso tareas tan sencillas como escribir sobre un papel en blanco se convierten hoy en día en querer convertirlo casi en un miniposter. Todo esto hace que el software cada día se sofistique más, con novedades que en algunos casos permiten a las empresas lanzar actualizaciones como mínimo una vez al año, si no dos. En cualquier caso, las máquinas que deben procesar este software cada vez con más prestaciones van quedándose obsoletas porque, en realidad, la industria del software añade nuevos gadgets a sus programas, que precisan de más máquina. Para determinados usos, el cambio de ordenadores es anual. El resultado con los continuos avances tecnológicos es que el rendimiento del hardware no supere los tres años para poder continuar siendo útil. Esta velocidad progresiva de obsoletización del material informático ha creado un enorme problema ambiental, porque en la fabricación de ordenadores (y, en general, en la electrónica de consumo) se emplean materiales tóxicos para nuestro entorno.

Fabricar un gramo de microchip requiere 800 gramos de combustibles fósiles, 36 gramos de productos químicos y 16.000 gramos de agua; en total 16.836 gramos de materiales. En cuanto a la generación de materiales secundarios, nos encontramos con un escenario parecido: para elaborar un gramo de chip de 32MB se generan 630 de materiales secundarios. Esta relación de 1 a 630 es muy alta si la comparamos, por ejemplo, con los coches, donde es de 1 a 2. La "ecoeficiencia " es, pues, muy baja. Los circuitos microelectrónicos, como son artefactos altamente organizados (de entropía muy baja), requieren una gran cantidad de energía y de materia para fabricarse. El estudio se efectuó cuando la electrónica se movía en una escala por encima de los 90 nanómetros (nm). Este año, los procesadores ya están por bajo de este índice e INTEL ya ha logrado fabricar chips con más de 500 millones de transistores y tecnología de 65 nm. Recientemente ya se ha anunciado el procesador con tecnología de 45 nm y 1.000 millones de transistores. Parece que este tipo de chip estará generalizado a finales del año 2007 o principios de 2008 y, siguiendo la ley de Moore sobre el proceso de miniaturización y de aumento de la potencia de cálculo, pasados dieciocho meses -a mediados del año 2009 o el 2010- los microchips se moverán por debajo de los 25 nm. Vamos, pues, hacia un escenario con unos utensilios nanoelectrónicos de consumo generalizado y vida útil muy corta que nos aportarán una nanochatarra o unos nanoresiduos cuya problemática y efectos ambientales aún no conocemos.
La cuestión del software del sistema operativo

Otro de los escollos para dar más tiempo de vida a un ordenador es el software del sistema operativo. Los dos grandes, Windows de Microsoft y McOS de Apple se van actualizando con nuevas prestaciones, pero también precisan de procesadores más rápidos. Ahí, el sistema operativo de código abierto Linux (a parte de sus otras muchísimas ventajas) ha sabido crear un software que puede operar con máquinas que tengan procesadores poco rápidos y poca memoria, tanto de disco duro como de RAM. Esto permite que muchos ordenadores puedan alargar su vida simplemente cambiándose a Linux. Actualmente, paquetes de ofimáticas en código abierto como LibreOffice (para sistema operativo Linux) o NeoOffice (para ordenadores Apple) han sido creados para estos sistemas y tienen prestaciones parecidas a las del Office de Microsoft. Lo mismo podemos decir de navegadores como el Firefox o el antiguo Mozilla, que tienen versiones para una gran variedad de sistemas operativos. 




Se recomienda la lectura del interesante informe de Alejandro Castán, Material informático y contaminación medioambiental.